Últimamente, mientras estoy en Facebook, han salido varios concursos de páginas que sigo, entre ellos ha sido un escrito para poder tener una master class y conocer a Tim Burton y por otro lado tener un concurso de diseño de papel picado o escrito para poder conocer Ed Catmull junto con Lee Unkrich, de Pixar. La verdad es que nunca he sido mucho de concursar hasta hoy y descubrí que el hecho de participar es sin duda una nueva forma de aprendizaje.

Aunque claro, la mayoría de la gente concursa para poder ganar, el hecho de participar te ayuda a descubrir nuevas habilidades o pulir las que ya tienes, y es que inconscientemente se trata de atender a un cliente ya que te piden ciertas características que tiene que llevar el proyecto.

De verdad, cuando decidí entrar a mi primer concurso y me senté para realizar el proyecto me costó muchísimo trabajo, era diseñar una tarjeta de crédito, obviamente las especificaciones eran varias y tenías que ver el perfil del cliente para más o menos encaminar el proyecto, yo sé que a veces es más fácil crear algo muy lejano al cliente porque en nuestra mente se ve súper cool la idea y aunque la plasmemos, si no tiene la línea del cliente, no funciona.

Hoy por hoy muchas marcas deciden lanzar concursos para poder rediseñar sus logos o realizar uno completamente nuevo como lo hizo el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México y del cual muchos diseños decepcionaron. Este caso fue muy particular,  escuché a varios diseñadores que tienen un gran trabajo no haber concursado porque creían que la competencia sería muy fuerte y tendrían pocas posibilidades de ganar. Más allá de las posibilidades existe el hecho de que el logo hubiera sido seleccionado entre los mejores y estos hubieras dado la vuelta al mundo por medio de internet.

Sé perfectamente que hay que tener los pies en la tierra, pero no sabemos el alcance de la exposición que se tiene hoy en día gracias a las redes sociales y aunque el logo no gane, tú como diseñador sí lo harás, desde tener la práctica para un reto de este estilo,  poder pulir tus habilidades y hasta dar a conocer tu trabajo. Y es que nunca sabemos quién está detrás de la pantalla, puede existir alguien a quien le guste la chamba que estás haciendo, pero si no mostramos nuestros trabajos estos quedarán arrumbados.

Igualmente, sé que mucha gente no concursa porque la mayoría de las veces perdemos en el aspecto de que la empresa tendrá todos los derechos legales sobre el diseño que hicimos y realmente no lo están pagando y creo que es ahí en donde tenemos que utilizar una balanza para que, en dado caso que llegará a suceder, tengas en mente que ese trabajo será de la empresa pero que por el otro lado podrás tener esa parte de “publicidad gratuita” que te dan.

Al final es una decisión muy personal, y si no quieres “vender” de esta forma tu trabajo lo que te puedo recomendar es que realices los concursos sin inscribirte, para que sigas practicando y te enfrentes a nuevos retos, finalmente si en algún punto de la vida te animas, quién quita y ganes.

Este mundo es para crecer y avanzar en nuevos retos, no hay que quedarnos estancados porque cuando menos nos demos cuenta y volteemos hacía atrás, tal vez veamos que nos hemos estancado en la forma de diseñar. Como lo comentaba en una columna anterior: la práctica hace al maestro, así que no queda más que buscar diferentes formas para hacerlo, pero quise tocar este punto de los concursos porque es algo olvidado y que vemos sólo como forma de obtener el premio, pero nunca lo pensamos para que nos sirva de forma personal.

Ya saben, espero que se animen y concursen en lo que les interese o ayude, esperando que su diseño sea el ganador.