La restauración de arte y de piezas de museo es una actividad necesaria para preservar los vestigios visuales de las culturas que antecedieron a las de la actualidad, pero no siempre se obtienen los resultados esperados.

En ocasiones los procesos que se llevan a cabo para conservarlas dañan los componente de algunas piezas de arte y otras veces el error ocurre mientras tratan de ser arregladas, el punto es que el factor humano ha intervenido en casos como los que veremos a continuación.

La barba rota de Tutankamón
En el Museo Nacional de El Cairo, en Egipto, la máscara del faraón Tutankamón tuvo un desafortunado proceso de restauración en el que la barba se desprendió. Por su fuera poco, la pieza fue pegada con un pintura epóxica que la dañó todavía más.

tutankamon

El Caballito que perdió su brillo
En México, la estatua ecuestre de Carlos IV, mejor conocida como el El Caballito, tuvo un desafortunado proceso de restauración y limpieza por causa de un tratamiento químico que dañó irreversiblemente su patina. El asunto ha escalado a implicaciones legales y no tiene fecha aún de reparación.

Ecce Homo con rostro infantil
Este conocido caso sucedió hace algunos años en España, cuando una mujer aficionada a la pintura decidió intervenir el lienzo Ecce Homo de Borja, del pintor zaragozano, Elías García Martínez. La falta de pericia de la anciana provocó que la obra se estropeara y adoptara el aspecto de un dibujo infantil, hecho que causó revuelo en las redes sociales y le ha conferido un nuevo significado a la pieza pictórica.

 

Imágenes: Twitter y Shutterstock