El artista francés Steve Spazuk “pinta” retratos de rostros, figuras, paisajes y animales, utilizando una técnica muy poco convencional y que a la vez es potencialmente peligrosa: utiliza el fuego y el hollín para dar forma a sus piezas únicas, además tampoco utiliza pinceles, usa plumas de aves.
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En algunas ocasionas los pinceles, brochas y cepillos son tan tradicionales, que aburren, claro, sin olvidar que también son utensilios básicos del arte y que permitieron la creación de grandes pinturas así como de murales.
Pero, para salirse de lo tradicional, el artista Steve Spazuk presenta un corto documental realizado por Patrick Peris, en el que se le ve en la práctica de una técnica de arte totalmente diferente, ya que utiliza encendedores, velas y antorchas para formar retratos.
Las llamas de fuego se conjugan con las plantillas y los lienzos, al mismo tiempo que reparte los remolinos de cenizas generadas con una ligera pluma de ave. Es muy admirable ver el proceso de este artista, una técnica increíble que da vida a entidades efímeras y oscuras.
Parece demasiado caótico para ser posible, y de hecho, el artista declara y explica que abrazar este caos es clave para su proceso.
La espontaneidad y el azar son el corazón y el alma del proceso creativo. No hay censura. No hay dirección. Spazuk se abre a la experiencia. Crea momentos espontáneos junto a la fluidez del hollín para formar un torrente de imágenes, sombras y luz. Impulsado por la búsqueda de una forma perfecta que aún tiene que materializarse, él se concentra en un acto meditativo y de rendición para capturar la inmediatez del momento sobre la lona.
Una técnica que requiere de mucho cuidado y sobre todo de práctica, ya que de no saber controlar el fuego se puede provocar un incendio.
