Mis alumnos, como trabajo final de la materia de proyectos de diseño editorial deben realizar un libro sobre 10 diseñadores que ellos escojan. Al principio, la instrucción era que cuatro de ellos debían ser mexicanos; hoy, esta cifra se ha reducido a solo dos, esencialmente no porque falten diseñadores, sino por la dificultad que implica encontrar información sobre ellos y sus proyectos.

Ilustración: Ulises Praz para la revista El Corondel, octubre de 2010, año 4, núm. 39

Según Wikipedia, hasta hace un par de años, más de la mitad de contenidos en internet estaban en inglés (52.3 %), y en el lugar 5 español, con 5.0 % o lo que es lo mismo, una vigésima parte de la vasta información en la red mundial. Aún así, los contenidos de diseño en nuestro idioma o por latinoamericanos son muy limitados.

Hace poco le preguntaba a un afamado diseñador especialista en diseño digital por qué no había suficiente información en nuestro idioma, empezando por él, que pese a dedicarse a ese rubro, de vez en vez publica infografías con información relevante, pero proporcionalmente muy poca contra otros competidores de habla inglesa. Simplemente se encogió de hombros y tardó en articular la respuesta para terminar con un «no sé». No le pareció relevante el tema —concluyo yo— como para dedicarle un tiempo en compartir parte de su conocimiento y de sus investigaciones.

Podría contar con los dedos de la mano aquellos diseñadores cuya información en las redes es suficiente para armar un capítulo de este proyecto escolar, ridículo si permitimos compararnos con nuestras contrapartes estadunidenses, alemanas o inglesas (no se incluyen datos de japonesas o rusas, cuyas lenguas son más prolíficas que el español, pero por barreras de idioma se vuelve más difícil consultarlas).

Pasa de ser una anécdota —tomando estos datos con mayor seriedad—, a una real necesidad no solo de tener nuestros perfiles en línea para ser vistos, sino de creación de contenidos y publicación de proyectos, incluyendo sus procesos creativos, de compartir no solo vivencias sino conocimiento, comenzando en las redes sociales como campo de cultivo, seguido de publicaciones (on/offline) sobre el tema de diseño en todas sus disciplinas.

Pertenecemos a un grupo poblacional cuya geografía, historia y cultura tiende más a seguir que a ser seguidos, no tanto a convertirnos en líderes de opinión en el mundo entero. Muchas veces he pensado que si las mismas columnas que aparecen en este sitio estuvieran publicadas en inglés el tráfico subiría considerablemente.

Además, la necesidad de información en nuestro idioma existe, basta con entrar a las discusiones y grupos en línea, donde las preguntas abundan más que las respuestas, la reflexión tiende a la baja en donde los espacios creados para este fin comienzan a alimentarse más de lo que otros digan que las mismas fuentes que las colocan ahí, cuando muchas veces son ellos mismos transmisores más eficientes y confiables que las fuentes que enlazan.

Las revistas especializadas desaparecen, van decreciendo, en vez de aumentar sus contenidos o ceder ante competidores nuevos y más eficientes (como ejemplos, la revista a! Diseño o FOROALFA).

Nuestro granito de arena está más que nada en retomar esta tarea de creación de contenidos, de reflexiones, de añadir día a día información a esta vasta red para transmitir el diseño en español en su verdadera magnitud y cuya calidad se ha ganado. Busquemos la forma de unirnos en pro de estos intereses y ser generosos por el bien común.

Diseñador gráfico con maestría en diseño editorial por la Universidad Anáhuac y con cursos de Publishing en Stanford. Actualmente dirige MBA Estudio de Diseño, dedicado al diseño editorial, identidad y publicitario, además de realizar scounting y contratación de talento de diseño para diferentes empresas. Es profesor en la Universidad Anáhuac y la UVM. Le gusta la caligrafía, tipografía, la música y la tecnología.