A veces es cansado ser diseñador. No como cualquier otra profesión. Un maestro por ejemplo, que se mete a clase y cuando sale se convierte en otra cosa: en madre, en paseador de mascotas, en deportista, en jugador de cartas, en tomador de cerveza. Te lo dicen cuando entras a la escuela, tu primer día de clase será el último como una persona normal. A partir de ahí veras al mundo distinto, ya no podrás abrir un documento de Word y comenzar a escribir como cualquier mortal, estarás destinado a ajustar márgenes, seleccionar una fuente bonita, a abrir la interlínea y a cuidar que no queden líneas viudas en los textos.

Por si fuera poco, tus temas de conversación serán críticas de cuanto menú pongan en tus manos, tocarás todos los folletos para sentir el barniz mientras tus ojos se ponen blancos y buscarás errores en cuanto espectacular se cruce en tu camino.

Un diseñador lo es todo el tiempo: piensas en el logo mientras te bañas, en el mejor proceso para retocar las quinientas fotos que te mandarán en el transcurso del día mientras desayunas, en cómo hacer que las 20 cuartillas de texto quepan en un folleto de 8 páginas en el camión, en cómo reducir el peso del archivo mientras ordenas tu café, cómo poner una capa de barniz durante la junta y en cómo alinear las fotos en tu sitio web mientras te cuentan una anécdota que no te interesa. Simplemente no para, y tan desgastante puede ser que cuando crees que tomas vacaciones realmente estás ampliando tu banco de imágenes interno, estás viendo nuevas combinaciones de color, las tendencias de cómo usar las fuentes de las que simplemente no puedes recordar su nombre. Abres WhatTheFont más que Shazam para reconocer una fuente antes que una canción.

Así es tu vida, y no hay vuelta atrás, ahora está centrada en aprender a ver. A veces, una serie o una película puede ser tu salvación, pero no dejas de reparar en cómo ahora los créditos de forman de forma diferente.

A veces es hartante, pero como cualquier placer morboso lo disfrutas en silencio. Mientras todos disfrutan de una película animada, tú estarás pensando todo el tiempo cómo lo hicieron.

Design Lifer
Diseñador gráfico con maestría en diseño editorial por la Universidad Anáhuac y con cursos de Publishing en Stanford. Actualmente dirige MBA Estudio de Diseño, dedicado al diseño editorial, identidad y publicitario, además de realizar scounting y contratación de talento de diseño para diferentes empresas. Es profesor en la Universidad Anáhuac y la UVM. Le gusta la caligrafía, tipografía, la música y la tecnología.