La Ciudad de México está construida sobre un suelo inestable que es vulnerable a los sismos, ha sufrido importantes daños en diferentes ocasiones a lo largo de la historia y la arquitectura y planeación de la urbe se ha tenido que adaptar a esta realidad.

Uno de los movimientos telúricos más recordados ocurrió hoy hace 60 años, durante la madrugada, era domingo y tuvo una magnitud de 7.9 grados en la escala de Richter.  Por la mañana, la capital de México vio con horror que uno de sus símbolo más representativos,  la Columna de la Independencia -mejor conocido como “El Ángel”- había sufrido severos daños. Piezas de la escultura yacían en la escalinata y glorieta  que rodeaban al monumento y este hecho tuvo un alto impacto en el ánimo de los habitantes y en su “orgullo de ciudad”.

Imagen: La Ciudad de México en el tiempo

Si bien no ha sido el más fuerte ni destructivo temblor que se hala vivido en la Ciudad de México -en 1985, casi tres décadas después, vendrían los movimientos más devastadores para la ciudad-, el hecho de haber tirado al Ángel, hace del sismo del 28 de julio de 1957 uno de los más recordados.

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Las crónicas cuentan que la gente lloraba al llegar al punto del Paseo de la Reforma y Florencia, en donde ya se hallaba -y desde 1910- esta columna con Victoria alada. La imagen derrumbada de tan representativo símbolo de la ciudad y del país entero completaba la tristeza de haber perdido además a unas 70 personas por los daños ocurridos a decenas edificios y viviendas en distintas zonas de la urbe.

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La Columna de la Independencia fue levantada a partir de 1902 e inaugurada en 1910 para festejar los cien años del estallido de la Guerra  de Independencia, el diseño corrió a cargo del arquitecto Antonio Rivas Mercado y la figura de la Victoria alada lució desde el principio con una brillante patina dorada, aspecto que generó que, al caer en 1957, se convirtiera en objeto de ambición de algunas personas que buscaban llevarse restos de la pieza escultórica porque creían que era de oro… lo cierto es que sólo se trataba de una aleación de bronce que tenía un baño de oro.

Tras el triste acontecimiento fue necesaria una restauración a fondo del monumento, actualmente se puede observar un fragmento  de la escultura original – partes del rostro de la Victoria- en el museo del Archivo Histórico de la Ciudad de México, en el centro de la capital mexicana.

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