Todos hemos estado ahí, en ese momento en la vida en la que debemos actualizar el curriculum, vestirnos con propiedad, ser un mar de nervios cinco minutos antes de la cita. Todo hemos tenido que buscar empleo alguna vez en nuestra vida. Buscar trabajo es un trabajo en sí, y como si se tratara de un proyecto de diseño, el entusiasmo tiene caducidad. Conforme vamos yendo a entrevistas y no logramos conseguir nada nos desanimamos al punto en que, así como los tiburones pueden oler la sangre a kilómetros de distancia, los entrevistadores detectan el hastío, la tristeza y desesperación por no encontrarlo. Si has estado en esta posición, quisiera traer a tu atención algunos aspectos que quizá no tomaste en cuenta al momento de buscar trabajo y que espero te sean útiles en tu búsqueda:

1. Ocúpate mientras tanto

Los primeros días todo huele a esperanza: mandar tu CV, buscar en los sitios la oferta ideal entre un sinfín de opciones, pero conforme pasan los días —y las entrevistas— te vas desanimando. Te levantas tarde, te bañas a mediodía, te arreglas menos para cada reunión, y quieras o no llegas a la entrevista apestando a “Ya sé que no me vas a dar trabajo, así que mejor dímelo de una vez para no perder mi tiempo”. Salir de este círculo vicioso es imposible si no encuentras un punto de inflexión en tu rutina diaria: haz algo diferente y en especial, ocúpate. ¿Qué diseñador, por ejemplo, no donaría un mes de sueldo por tener tiempo para dedicarse a proyectos personales, para engrandecer su portafolio, para visitar museos, para trabajar como voluntario en algún proyecto comunitario? Quizá esta es tu oportunidad pero estás demasiado distraído en ¿cómo voy a sobrevivir sin trabajo?. Nada mejor que no pensar en la entrevista que viene sino hasta el momento en que tienes que salir a ella, y no que sea tu único proyecto en la semana (lo digo porque con el tiempo una entrevista semanal es lo mejor a lo que podrás aspirar). Llegar ocupado, con tu mente en tres o cinco proyectos además de la entrevista. Te revitalizará y estarás más fresco.

2.  Sé autocrítico

A veces me gusta hablar solo, mientras me preparo para ir al trabajo es un buen momento para la introspección. Piensa que prendes el radio o la tele y el conductor del noticiero va a comentar tu caso con un analista. ¿Qué diría?

«—Hoy Juan Pérez parece que se levantó todo desganado, no es para menos, lleva más de dos meses buscando trabajo.

—Estoy de acuerdo contigo, pero ¿cómo quieres que se levante de otra forma, nadie que yo conozca tiene tanto tiempo sin encontrar un buen puesto.

—Bueno sí, pero también hay que ver por qué no encuentra trabajo, con ese portafolio tan ridículo en el cual aún presume sus retoques de photoshop en primer semestre, cómo quieres que alguien se fije.

—Sí claro, quizá lo que Juan debe hacer es irse a las rebajas a de Zara a comprarse aunque sea unos jeans que no estén rotos…

—Deja tú los rotos, limpios, ja ja ja.

—Creo que debería enfocarse en buscar un trabajo en medios digitales, piensa cómo le lleva la delantera a todos sus compañeros de generación, siempre con más likes, más follows y dándole consejos a su tía Juana sobre cómo promocionar su nuevo negocio de jabones olorosos. Cómo le ayudó a llegar a los 1,000 seguidores en tiempo récord.

—Alguien debería decírselo, ¿pero quien…?»

Tercerizar una plática sobre ti es como aquél juego que hacen los psicólogos con niños, en donde logran hacer que hablen mejor cuando lo hacen con un muñeco de felpa, con un tercero pues.

Y es que ser autocrítico es una empresa sumamente difícil. Tu mamá seguramente no sale del asombro de cómo nadie se atreve a contratarte si eres tan bueno, tan creativo y además, simpático, pero sabes que no tiene una opinión sin prejuicios, lo hace porque te quiere mucho. Busca una manera de encontrar tus puntos de oportunidad, de mejora así como eres debes ser capaz de visualizar en lo que superas a la media de tus compañeros. Si pudiste terminar la carrera, también eres capaz de autocriticarte. Busca en sitios como Behance o Pinterest cosas como las que tú haces bien y compárate, ¿estás al mismo nivel?

Imagina la conversación que tendrá el entrevistador después de que sales por la puerta, ¿qué escribirá en tu CV con lápiz, qué le dirá a sus compañeros sobre ti?

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3. Reinvéntate

Ya sé lo que estás pensando: “Es bien fácil para este cuate decir reinvéntate y por arte de magia todo se arregla”. Si es tu caso, si lo estás pensando, es precisamente porque no lo hiciste bien. Reinventarte debe ser una buena solución porque lo que haces definitivamente no te está funcionando. Comienza por cambiar las rutinas, ponte ropa que hace mucho no te pruebas, come algo diferente en el desayuno, pero lo más importante, piensa en tu diseño cómo lo resolvería alguien más, ¿cómo crees estar diseñando para la mejor marca del mundo o cuando tengas 50 años? Empieza por tu curriculum. ¿Cómo crees que sería el de Milton Glaser, de Paula Scher o de Christoph Niemann si estuvieran compitiendo por el mismo puesto? ¿Crees que el tuyo es mejor?

Lamentablemente en las universidades pareciera que parte de la misión de los maestros es asustarte para cuando te gradúes, te pintan escenarios difíciles, donde encontrar trabajo es más difícil que acabar con la corrupción del país. La realidad es que sí es difícil, pero no una tarea imposible. Sí es posible que puedas visualizarte como alguien profesional, adelantado a la imagen que tienes de ti como un diseñador sin experiencia ni portafolio.

4. La actitud es la reina

La verdad sea dicha, todo el mundo espera que seas un buen diseñador y que cumplas con todos los requisitos de la vacante. Lo que casi nunca visualizamos es que fuera de esos dos filtros que deben ser fáciles de pasar, lo que están buscando es alguien que realmente quiera trabajar, que tenga entusiasmo y ganas de demostrar que son la mejor elección. Uno de los comentarios más comunes entre entrevistadores es rechazar a gente que parece que solo quiere el trabajo para salir del apuro de estar desempleado, que está tomando la primera vacante que se encontró en lo que encuentra algo mejor, que no está segura porque está muy lejos de su casa o que no es la dirección correcta de su carrera profesional.

La mayoría de los empleadores están más dispuestos a enseñarle a alguien a usar x programa que admitiste que no dominabas, pero que harás lo que sea porque ello no sea un factor, a contratar a un experto en ese programa pero que tiene actitud de «a mí nadie me gana» o «les voy a demostrar cómo se hace el trabajo». Una buena actitud supera tus conocimientos y está por encima de tus debilidades para un puesto. Pero ello no se logra con decirlo, hay que demostrarlo; desde que mandas su cv por correo, cuando llegas a la entrevista: ¿Cuándo te bajaste del taxi azotaste la puerta?, ¿eres amable con la recepcionista?, ¿dejas basura en la sala de espera?, ¿al terminar reacomodas la silla?, ¿hablas bien de tu antiguo jefe o usas la entrevista de terapia para sacar todo lo que te hizo enojar tu último trabajo? ¿Eres optimista? ¿Te enfocas en lo que te hace crecer?

Una de las cosas que preguntamos en las entrevistas es que digas algo relevante que haya sucedido el día de hoy. Para algunos, es que vieron un choque o que había mucho tráfico, para otros, es que la ciudad amaneció sin contaminación, que vieron a una chica guapa en la calle o que escucharon una canción que les gusta mucho. Cuestión de enfoques, pero la forma de ver la vida se refleja definitivamente en lo que consideras relevante en el día a día.

Espero que tengas éxito y que estos consejos te funcionen, aunque no estés buscando trabajo.

 

 

Diseñador gráfico con maestría en diseño editorial por la Universidad Anáhuac y con cursos de Publishing en Stanford. Actualmente dirige MBA Estudio de Diseño, dedicado al diseño editorial, identidad y publicitario, además de realizar scounting y contratación de talento de diseño para diferentes empresas. Es profesor en la Universidad Anáhuac y la UVM. Le gusta la caligrafía, tipografía, la música y la tecnología.