Nuestra hermosa profesión camina con la misma locura que un equilibrista lo hace en cada show de cara al vacío.
Como todos los mortales de este mundo nuestro corazón se gesta en nuestro proceso embrionario antes que nuestro cerebro. Y este late para decirnos en cada pum pum que estamos vivos.

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Un médico se esmera por contar en un programa de televisión que nos pasa entre el cerebro y él, determinando, una relación de socios estratégicos que darán respuestas a la forma de nuestro transitar por el mundo.
Este profesional hablaba sobre las consecuencias del estrés en las afecciones cardíacas. El cómo procesamos las cotidianeidades y llevamos nuestra forma de vivir.
En pos de trazar paralelos encontraba en muchas de sus palabras ese juego de tensiones que se suscitan en el desarrollo del proceso de diseño.

¿Cuánto de cabeza y cuánto de corazón?

En el diseño, como en nuestro embrión, antes que razón tiene que haber corazón. Como decía muy bien este hombre de esa relación y el equilibrio entre ambos llegarán los buenos resultados y a toda esa pasión seguro debemos aprender a administrarla. Cómo? a través de la puesta en modo pregunta a toda afirmación. Proponer la duda es quizás el camino más interesante para el proceso de diseño. Ese lugar para preservar la idea y no exponerla deliberadamente sin siquiera cuestionárnosla.

En el diseño como en la tarea del equilibrista, uno mide, controla, entrena, prueba, ensaya, toma nota de todo y se sonríe al llegar del otro lado empujado por la adrenalina que lo lleva a decir “amo esto”.
Queremos que nos describan emocionales y racionales y eso hace que la ciencia nos vea como difíciles de determinar.
Las investigaciones sugieren que la creatividad implica la unión de una multitud de rasgos, comportamientos e influencias sociales en una misma persona. Y por ahí vamos en cada desarrollo.

Trabajo vs. Juego

Tengo como idea que el diseñador debe ser independiente, que esa tensión que se genera con el cliente le da el condimento necesario para que nuestro espíritu creativo vuele mejor.
Como el freelance expresa en su espíritu la libertad, asumo que la incertidumbre le dará a nuestro trabajo ese espacio lúdico que toda actividad creativa necesita.

Construimos nuestros propios métodos, soñamos despiertos, asumimos la soledad como un estado más, nos arriesgamos y en cada pregunta que nos hacemos encontramos un latido más de nuestro corazón.
En el proceso de observar vamos a tender siempre a unir cada punto o nodo, porque creemos en que todo tiene que ver con todo. Bien podemos ser como describió al fútbol Dante Panzeri “la dinámica de lo impensado” como en la vida de nuestro equilibrista que en cada nueva demostración buscará desafiar al destino, tratando de controlar hasta el mínimo detalle sin siquiera estar seguro que no fallará.

¿Y tu corazón, late?

Debemos pasar por esta pregunta, pongámoslo de esta forma y para ello voy a recurrir a una intimidad. Con mi familia nos gusta ir de vacaciones a un lago de la Patagonia que no tiene nada que un lugar vacacional suele tener. No hay ninguna invasión que no sea la propia naturaleza como atractivo, no hay luz ni señales de ningún medio de telecomunicación, hay hermosos árboles y un generoso lago. Cada vez que describo y cuento cómo es el lugar a conocidos surge la pregunta recurrente, ¿no te aburrís?
A esta altura encontré la respuesta más clara y suelo afirmar que si estás bien con vos mismo y con tu entorno, el lugar es hermoso y las vacaciones un placer.

Una prueba para mí, como la que planteaba este médico, donde afirmaba que las respuestas siempre están en un papel en blanco, que con un espacio no mayor a veinte por treinta centímetros alcanza para saber si la afirmación “yo soy así” condice con las respuestas a la pregunta “¿yo soy así?”

La vara se mese entre nuestras manos al tiempo que avanzamos, el balance hace tener al observador con la boca abierta esperando el asombro, el latir sube su intensidad, nos dimensiona más vivos que nunca pero contrariados queremos pisar la plataforma ya y al mostrar tus bocetos el cliente dice “esto es lo que esperaba”. La secuencia corta a plano cerrado de tu rostro caminando distendido con una suave sonrisa dibujada mientras de fondo suena Lou Reed que te invita a caminar por el lado salvaje.