Sé que muchos estarán en desacuerdo con este título pero con la experiencia que tengo me he dado cuenta que así es la realidad, seas freelance o estés en una agencia el cliente siempre tendrá la razón. Este tema lo podemos ver desde diferentes aristas  que iremos revisando paso a paso.
Eres un diseñador así que te contratan para poder realizar diversos proyectos, cuando empiezas a trabajar alguno haces entre dos o tres propuestas pero siempre hay una que te gusta más y que esperas que el cliente escoja, a esa propuesta le pusiste todo el amor del mundo, la justificaste, colocaste los elementos conforme el diseño lo indica y aún así, cuando presentas las tres, el cliente por lo regular elige la menos trabajada si bien te va, porque si no, te pide una mezcolanza increíble… los colores de la tres pero la tipografía de la dos, “ah y mira, esta flor la hizo mi hija, quiero que venga en el diseño, tal cual está”.
Al final también nosotros comemos, y cuando surge un proyecto de este tipo tienes dos opciones: la primera, y por la cual la mayoría de la gente dice sin pensarlo, es no aceptar el proyecto y continuar la vida… pero conforme vas avanzando te das cuenta que no puedes rechazar todos los proyectos que te llegan porque lamentablemente aún no eres el Mozart del diseño; y la segunda es aceptar ese proyecto que te causará miles de dolores de cabeza.
Por el camino de los proyectos encontrarás miles de clientes que no tienen idea de lo que quieren y a los cuales puedes ayudar abriéndoles el panorama y guiándolo para ver qué es los que quieren y necesitan, y por otro lado, tenemos a los que saben perfectamente lo que quieren pero que ya a la hora de colocar todas sus ideas en material no se ve bien, no se entiende o simplemente no funciona pero que a pesar de todo esto el cliente lo ama sin importar nada.
¿Y por qué pasa esto? Pues por la más sencilla razón: el diseño es muy subjetivo, sí, al igual que el arte. ¿Les ha pasado que ven una pintura que se vendió en millones de dólares y no tienen idea de cómo es que llegó a valer tanto? Pues bueno, al final es el gusto de la persona y/o sociedad lo que logra que el valor de estas obras aumenten.
En diseño lo pudimos ver cuando Gap rediseñó su logo, y creo que lo que se pagó por este fue una buena suma de dinero, pero al final a los clientes no les gustó, así que la marca tuvo que regresar al anterior diseño.  Eso vuelve al diseño algo complicado. Me ha pasado que tengo un buen diseño y simplemente no me lo autorizan porque los colores no le gustan al cliente. Antes me hubiera tardado años en descubrir qué es lo que no le gustaba, ahora aprendí que hay que ser directos y preguntar qué es lo que no le parece para poder trabajar sobre ello.
Finalmente el cliente me dijo cuáles colores eran los colores que quería, la combinación de estos no resultaba nada buena, le expliqué el porqué no funcionaba y justifiqué los colores que le había puesto en un principio, mostré las referencias en las que me había basado para que viera cómo es que esto lograba un diseño que podría funcionar… pero lo único que logré fue que el cliente me dijera con palabras más bonitas un “yo soy quien que está pagando, se hace lo que yo digo”. ¿Qué puedes decir ahí?, el cliente me lo dijo de manera amable y realmente tiene razón…  él me contrató para realizar ese proyecto pero al final la última palabra era de suya.
Es por ello que lo que tienes que hacer en este caso es tener tus propios proyectos en donde seas tu propio jefe, porque será la forma en que podrás expresar lo que tú quieres, en hacer y deshacer el proyecto como creas conveniente, en seguir las reglas del diseño como aprendiste o de plano romperlas completamente y ver qué surge, pero ese proyecto será cien por ciento tuyo y cuando lo muestres podrás decir con orgullo “yo lo hice”.