El especialista Rafael Gárate reflexiona acerca del branding en el terreno de las pequeñas y medianas empresas, descubre a continuación sus apreciaciones.

Las pequeñas y medianas empresas deben aprender mucho de ambos casos y empezar a generar el branding adecuado que los posicione y diferencie de su competencia. Para ello, debemos tomar en cuenta los siguientes puntos:

  1. Crea una identidad corporativa de dentro hacia fuera y proyéctala: Cuando se inicia un negocio, lo más complicado es tener capital para contratar a gente con experiencia que nos ayude a crecer, sin embargo, no sólo es recomendable buscar a personas capaces y con experiencia, también debemos buscar personas que compartan la ideología y los valores de la empresa. No hay que tener miedo de contratar gente más talentosa y brillante que nosotros hay que tener miedo de contratar personas que no compartan la ideología de la compañía sin importan su talento.
  2. Investiga y diferénciate: Se dice que todo está dicho y no hay nada nuevo bajo el sol, sin embargo, la mejor manera de desarrollar un diferenciador en nuestro negocio es observando a la competencia. Seguramente podemos encontrar algún error en su servicio o producto que nosotros podemos aprovechar y hacer diferente, o porque no, encontrar las cosas que otros hacen bien y mejorarlas. A veces en lo que todos hacen, hay algo que nadie ve. Busca lo que te hace diferente, aprópiatelo, proyéctalo y hazla una virtud.
  3. Coherencia: Busca que tu imagen corporativa vaya acordé a los valores que proyectas, afianza tu mercado, encuentra un diferenciador y no renuncies a tus valores. Cuida los detalles, el qué y cómo se dice, puede ser de vital importancia.
  4. Delivery: Cuando nos contratan, ofrezcamos aquellos productos o servicios que sepamos que podemos entregar conforme a las expectativas del cliente, acorde a la imagen que queremos proyectar.
  5. Autocrítica: Tratemos de ser objetivos y busquemos errores. Nadie es perfecto. Si nos cuesta trabajo encontrar nuestros “puntos flacos” invitemos a gente externa para que analice nuestro negocio y nos ayude a pulir esos detalles que no siempre se encuentran a simple vista. Al principio, no es necesario invertir en consultores o “magos” de los negocios. Aprendamos a escuchar y a observar, lo más importante es conocer al mercado al que vas dirigido: qué opinan, qué esperan, cómo se desenvuelven.
  6. Marca: Siempre usemos nuestra marca. Hagamos crecer la reputación y conocimiento de nuestra empresa. Concentrémonos en ser identificados por el talento y fortalezcamos ese diferenciador que a la larga nos posicionará como una empresa seria y comprometida.