Los Bazares de Diseño han representado una oportunidad para que los diseñadores y artistas tengan un papel más activo en el desarrollo de propuestas de mobiliario, moda, joyería, indumentaria, textiles, objetos, libros, entre otros. El trato directo con la gente le ha permitido al diseñador tener más confianza y enfrentarse a una crítica honesta sobre su trabajo, desarrollando propuestas más interesantes y competitivas para llamar la atención del público que asiste a bazares.

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El empoderamiento que han propiciado los bazares a los diseñadores y artistas ha permitido que desarrollen nuevas habilidades y capacidades que todo emprendedor necesita para ser autogestivo, como una visión de ventas, estrategia de publicidad, cumplimiento de metas, información constante de sus productos, entre otras habilidades.

Las redes sociales han sido el medio comunicación ideal para convocar a la gente a los concurridos bazares que poco a poco han vuelto más frecuentes desde su aparición hace aproximadamente diez años, cuando surgió Bazar Fusión en 2003, en la Ciudad de México. En los últimos cuatro años han proliferado éstas plataformas que fungen como promotoras de diseño, arte y artesanías, ya sean escaparates itinerantes o consolidados en algún sitio concurrente de la capital.

Entre algunos de los criterios tomados en cuenta por los organizadores de los bazares para otorgar un espacio a los interesados son la calidad, innovación, presentación y tendencia, propiciando la participación equitativa y la colectividad de los jóvenes para encontrar su nicho.

Sin embargo, el auge de este modo de venta directa de productos de arte y diseño tiene un costo que cada marca paga para beneficiarse del poder de convocatoria de los organizadores, es una inversión que no esta regulada y varía en precios dependiendo del lugar, los días, la temporada y la cantidad de seguidores que el bazar posea. Costos que no necesariamente se recuperan con la venta, ya que el gusto de los emprendedores puede distar al del público asistente.

En cuanto al fenómeno del consumismo que se fomenta en la temporada decembrina, la postura de los organizadores de los bazares gira en torno a la sustentabilidad, a través de fomentar un consumo conciente ya que no hay una producción en masa que propicie la explotación laboral; hay un trato cercano entre productor y público; la calidad es igual o superior a la de los productos de tiendas comerciales; menguan los monopolios fortaleciendo la autoestima de los emprendedores; entre otras condiciones.

En la Ciudad de México algunos de los bazares más populares son: Bazar Fusión (2003), Tráfico Bazar (2009), Mexicanitas, Vanitas (2011), Cree y Crea (2013) y la Lonja Mercantil (2011), los cuales abarcan grupos con diferente nivel adquisitivo.

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05-Cree-Crea

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