El 30 de abril de 1956 se inauguró el edificio sede de la empresa “Seguros La Latinoamericana”, por lo que hoy se celebra el sexagésimo tercer aniversario de la Torre Latinoamericana, una construcción que se transformó en un símbolo de la Ciudad de México y del país entero.

El autor de esta obra es el arquitecto Augusto H. Álvarez un arquitecto mexicano que se distinguió por su estilo definido durante las décadas de los 30s hasta los 90s, en esta se destacaba la escala humana con obras con base en una retícula modulada. Además de éste, el proyecto contó con la participación del doctor Leonardo Zeevaert y el arquitecto Alfonso González Paullada, quienes realizaron una investigación del subsuelo para crear un modelo de cimentación de pilotes capaces de soportar sismos en la estructura de acero.

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La construcción tardó 10 años, desde su concepción hasta su inauguración y ésta representaba toda una novedad e innovación en la arquitectura mexicana; ya que en aquella época era el edificio más alto del país, incluso de 1956 a 1972 tuvo el récord de “Rascacielo más alto fuera de Estado Unidos”.

Sus características son: 181.33 metros de altura, 44 pisos, tres sótanos, un pararrayos de 54 metros, una estructura rígida de acero que soporta los 24 mil 100 toneladas que pesa la Torre con acabados de vidrio y aliminio, así como cimientos de 361 pilotes de concreto a 33 metros de profundidad.

A un año de su inauguración la Torre Latinoamericana soportó el sismo del 28 de julio de 1957, 7.7 grados en escala Richter, por el cual recibió el reconocimiento del Instituto Americano de la Construcción de Acero, por ser el edificio más resistente a un fenómeno de esa magnitud. También, y gracias a su planeación antisísmica, soporto dos más, el del 19 de septiembre de 1985, 8.1 grados; y 19 de septiembre de 2017, 7.1 grados.