El Centro Histórico de la Ciudad de México es una zona que guarda infinidad de secretos y vestigios de lo que aconteció ahí hace muchísimos años. Justo en estos días se cumplen 40 años del hallazgo que detonó el acondicionamiento y colocación del Museo de Sitio del Templo Mayor, cuando se encontró la pieza escultórica que representa a la deidad mexica Coyolxauhqui.

En febrero de 1978, unos trabajadores de la la Compañía de Luz y Fuerza del Centro – desaparecida dependencia que electrificaba en aquellos años a la capital mexicana- realizaban reparaciones en instalaciones subterráneas de la calle Guatemala, en la colonia Centro, Muy cerca de la Catedral Metropolitana.

En medio de las labores, los trabajadores dieron con el monolito que representa a la figura mitológica de Coyolxauhqui, que según la tradición azteca, es la representación de la Luna y  fue hija de Coatlicue, representación de la fertilidad en esta cosmovisión prehispánica.

Coyolxauhqui quiso matar a su madre al saberla embarazada y junto con sus hermanos planeó la acción, pero Coatlicue dio a luz a Huitzilopochtli -deidad del Sol- quien mató a su hermana y hermanos, a ella la desmembró y se convirtió en la Luna, mientras que los demás hermanos conformaron las estrellas.

El hallazgo del enorme monolito circular dio origen a la posterior excavación de los restos del Templo Mayor, que se hallaba justo donde fue levantada la Catedral de México durante más de tres siglos. En estas ruinas se erigió, el mismo año, el museo de sitio del Templo Mayor.

La pieza escultórica de Coyolxauhqui muestra, de acuerdo con el relato mítico de la cultura mexica, un cuerpo femenino desmembrado en un relieve sobre la enorme piedra circular. La pieza carece ya de pigmentación y está partida en varias partes, los restauradores y equipo de antropólogos -al mando del experto Eduardo Matos Moctezuma-  la pusieron en exhibición para que los mexicanos descubramos más acerca de nuestro origen.

Imagen: INAH