En la columna anterior, presenté las primeras cinco casas que proponen un modo de habitar peculiar. A continuación, la segunda parte de esta colección:

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6. Kaufmann Desert House de Richard Neutra

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Una década después de que Edgar Kaufmann contratara a Frank Lloyd Wright para diseñar la famosa Casa de la Cascada en Bear Run, el mismo Kaufmann quiso construirse una casa en la Costa Oeste. El encargo consistía en una casa cerca de Palm Springs, en pleno desierto, con la idea de ser utilizada principalmente en invierno, por lo que no había que huir del sol y de la luz, sino todo lo contrario. La Casa Kaufmann es una casa de vacaciones que se adapta a un paisaje inhóspito y desértico a través de la predominancia de la horizontalidad y el trabajo de una arquitectura de planos.

De este modo, las cubiertas flotan sobre paredes de cristal transparente, mimetizándose con la morfología del lugar con sus duras condiciones climáticas. La chimenea emerge entre las cubiertas y se convierte en el contrapunto perfecto para realzar la horizontalidad de la composición. Asimismo, al aprovechar la pequeña pendiente de la parcela, la casa resulta casi fundida con el paisaje que la rodea, porque sus volúmenes no se elevan demasiado del suelo, estando casi todo el conjunto levantado en planta única, salvo una pequeña terraza a la que se accede desde el exterior.

7. Rietveld Schröderhuis de Gerrit Rietveld

La Casa Rietveld Schröder constituye una ruptura radical con toda la arquitectura realizada hasta ese momento. Está situada al final de una hilera de casas y no hace ningún intento por relacionarse con las mismas. Se trata de una casa entre medianeras que se integra al contexto a través del árbol del patio de la planta baja, las transparencias y los espacios fragmentados.

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El aspecto más notable de la casa Rietveld-Schröder es la independencia visual de sus partes, conseguida por la separación física de los planos, el uso de los planos libres y la modulación de los planos horizontales y verticales y la utilización del color, que acentúa y determina la identidad de cada parte. A ello se han de añadir las soluciones interiores, con espacios libres que pueden modificarse por medio de paneles movibles, y el mobiliario, perfectamente integrado, tratado como un elemento arquitectónico más.

El arquitecto consigue que el edificio sea un todo flexible, tanto en el exterior como en el interior En consecuencia, en el aspecto arquitectónico descubrimos una libre composición de planos horizontales y verticales consiguiendo una separación formal entre estructura y cerramientos.

8. Villa dall’Ava de Rem Koolhaas

La casa se encuentra situada en la zona residencial de una colina que desciende hacia el Sena y la ciudad de París. Su diseño, respondiendo al pedido de los clientes de una vista panorámica del paisaje de los alrededores, buscó obtener las mejores perspectivas de la capital con su Torre Eiffel, lejos de las molestas y amenazas. Asimismo, el cliente quería una casa de cristal con una piscina en la azotea y dos “apartamentos” separados, uno para los padres, el otro para la hija Se trata de una arquitectura dinámica e inestable.

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Todos los estereotipos de la arquitectura moderna están allí, todos los tópicos de la vanguardia pero ironizados, maltratados en un collage manierista que deja sin aliento encadenamientos, disonancias rigurosamente controladas por Koolhaas extremadamente libre, que se ríe en un tono severo de los dogmas o de las soluciones demasiado establecidas.

9. Casa Curuchet de Le Corbusier

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La casa se dispone entre medianeras con intenciones de adaptarse al contexto de la ciudad de La Plata en Argentina. Propone un recorrido interior que se prolonga desde la calle hasta un árbol (que forma parte del proyecto de la casa) en el patio de la planta baja. A través de las transparencias, Le Corbusier logra de forma asombrosa que los espacios fragmentados tengan siempre vistas al parque que se ubica en la cuadra del frente.

Asimismo, la casa se encuentra dividida en dos volúmenes claramente diferenciados: la zona de consultorio al frente y la zona de la vivienda atrás, ambas articuladas con un mismo lenguaje formal por el patio y la rampa de acceso. La aparición de la rampa como espacio inducido (no es posible evadirse de su plano inclinado) obliga a recorrer la casa de manera vertical, ofreciendo un interesante juego de perspectivas.

10. White U de Toyo Ito

Es interesante la historia detrás de esta casa de Toyo Ito. La White U fue un diseño para su hermana mayor, que había perdido a su marido. Ella y sus dos hijas pequeñas buscaban trasladarse a un sitio que tuviera relación con el suelo, después de haber vivido durante varios años en un departamento. ¿Qué es en esencia una casa sino una edificación que ofrece una relación directa con el nivel cero de la planta baja? Es la posibilidad de abrir una puerta y tocar la superficie terrestre lo que ningún edificio puede ofrecer.

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En consecuencia, el diseño sugerido por la hermana comenzó como una forma de “L” para que los miembros de la familia pudieran tener contacto visual entre ellos. Dos décadas después, la familia estaba dispuesta a restablecer sus vínculos con el mundo exterior, abandonando la casa y demoliéndola más tarde. En esta obra se distingue el valor simbólico de la arquitectura japonesa: las superficies interiores son todas blancas, generando un espacio minimalista para el pensamiento contemplativo. Así, la casa cambió su forma inicial de L para convertirse en una construcción en U, un planteo que crearía mayores efectos de luz y una relación más fuerte entre los habitantes. La disposición interna del edificio está formada por el largo pasillo curvo, que termina en cada extremo, donde se encuentran las habitaciones: en un extremo la de la madre, en el otro la de las hijas. Estos extremos del pasillo son de color oscuro, con la fuente de luz principal es la entrada al patio interior, cerca del centro de la curva – en el punto de encuentro simbólico de la familia.